La madurez

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Madurez es la habilidad de controlar la ira y resolver las discrepancias sin violencia o destrucción. Madurez es paciencia.

Es la voluntad de posponer el abrazo inmediato en favor de un beneficio de largo plazo.

Madurez es perseverancia, es la habilidad de sacar adelante un proyecto o una situación a pesar de fuerte oposición y retrocesos decepcionantes.

Madurez es la capacidad de encarar disgustos y frustraciones, incomodidades y derrotas, sin queja ni abatimiento. Madurez es humildad. Es ser suficientemente grande para decir «me equivoque». Y cuando se esta en lo correcto la persona madura no necesita experimentar la satisfacción de decir «Te lo dije».

Madurez es la capacidad de tomar una decisión y sostenerla. Los inmaduros pasan sus vidas explorando posibilidades para al fin no hacer nada.

Madurez significa confiabilidad, mantener la propia palabra, superar la crisis. Los inmaduros son maestros de la excusa. Son los confusos y desorganizados. Sus idas son una confusión de promesas rotas, amigos perdidos, negocios sin terminar y buenas intenciones que nunca se convierten en realidad.

Madurez es el arte de vivir en paz con lo que no se puede cambiar.

Autor desconocido

Huye de las ideas comunes

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Huye de las ideas comunes tanto como puedas, porque son grandes enemigas de tu voluntad y obstáculos para tu éxito.

Nunca digas «no puedo», antes de cansar tu voluntad y tu esfuerzo hasta agotarlos, porque quizás en el último instante, cuando creas perdida toda esperanza, encuentres la solución que buscabas.

Así ha sucedido por lo regular a todos los esforzados; triunfan cuando parecía esfumarse toda posibilidad.
El heroísmo y el éxito no son más que el esfuerzo y la decisión de los que supieron perseverar hasta el fin.

Nunca digas «no me alcanza el tiempo». El día y la noche te brindan muchas horas que, bien empleadas, pueden producirte un gran provecho.
Advierte más bien si malgastas o desaprovechas tu tiempo.
Si lo malgastas, aprende a utilizarlo, porque el tiempo es capital que enriquece a quien lo emplea con talento y con sistema.

No te acostumbres tampoco a decir «se me olvido», porque si has contraído un compromiso o necesitas cumplir un deber, tal pretexto o tal excusa te mostrará como informal o como despreocupado, y así, jamás podrás merecer una buena fama.
Cuida por tanto de recordar bien tus compromisos o tus deberes; reflexiona antes de comprometerte: pero una vez adquirido el compromiso, cúmplelo sin excusa.

Tampoco has de habituarte al «se me hizo tarde», porque tal es la excusa de todos los fracasados.

Por tanto, él que si puede, él que si tiene tiempo, él que siempre recuerda y cumple los compromisos contraídos, y él que evita que se le haga tarde, cuenta entre los mejores.
TODOS ANHELAMOS EL ÉXITO; PERO POCO HACEMOS POR ALCANZARLO.

Autor desconocido